Hay una meta-narrativa que ha barrido a través de las filas de los estudiantes de la Generación Millennials y la Generación Z y los jóvenes compañeros de equipo, gracias a las redes sociales. Ha moldeado su visión de los líderes. Si bien no todo es cierto, una historia se puede compartir muchas veces y, por lo tanto, parece ser omnipresente para el joven promedio de 25 años. Por otro lado, gran parte de la narrativa es cierta, y aquellos de nosotros mayores de cuarenta años no la vemos. Simplemente desplácese por los memes en Instagram, por ejemplo, y comenzará a ver tres narrativas inminentes que los educadores y líderes deberían abordar con jóvenes estudiantes y colegas. Comparto esto solo para informarles mientras los guían.
A menudo ven:
1. El abuso de poder.
Al igual que en la década de 1960, esta generación de jóvenes ve un abuso de poder en la América corporativa y más allá. Cuando miran el liderazgo institucional, ven una brecha salarial injusta entre ejecutivos y empleados, mala conducta sexual entre líderes religiosos, brutalidad policial en las calles y crímenes de cuello blanco impunes, mientras que los delitos menores son sentenciados injustamente. Usted y yo sabemos que esto no es cierto para el líder promedio que dirige una pequeña empresa, sin embargo, es una narrativa que debemos abordar y resolver en los miembros jóvenes del equipo. Cuando los líderes empoderan a otros (lo que significa que comparten su poder), los miembros del equipo comienzan a confiar en los que están a cargo.
2. La ausencia de equidad.
Considere lo que generaciones de jóvenes han presenciado en los últimos años, y comprenderá movimientos como #MeToo, #BlackLivesMatter y #NeverAgain. Si bien podemos ser rápidos para defender el liderazgo tradicional y explicar que esos movimientos no están formados por santos, solo les pido que reconozcan por qué un joven profesional puede ser escéptico del liderazgo. Miran la desigualdad que rodea a las minorías, por ejemplo, y se preguntan cómo los Boomers y Xers pueden permitir que la injusticia continúe durante tanto tiempo. Dejamos algunas tareas sin hacer. Los líderes que demuestren que valoran la equidad y la demuestren a través de sus decisiones ganarán el día.
3. El apetito por el control.
Cuando las generaciones jóvenes miran a los líderes políticos en Washington DC o a los líderes empresariales en Wall Street, ven que los líderes mayores se niegan a ceder el control. Demasiados políticos que dirigen nuestro país tienen más de 75 años y siguen haciendo campaña para la reelección. Demasiados Boomers no pueden o no quieren ser mentores de las generaciones más jóvenes para que tomen sus lugares. En cambio, nos aferramos al poder. A decir verdad, a medida que aumenta la riqueza, también lo hace el apetito por el control. Aquellos que desean un mayor control deben reconocer que están persiguiendo un mito. Cuanto antes comencemos a confiar en que las generaciones más jóvenes tomen las riendas de la autoridad (incluso cuando lo hagan de manera diferente), antes todos nos volveremos más saludables. Quiero que nuestros futuros líderes sepan que estos problemas de equidad no son programas especiales, sino una forma natural de trabajar, impulsada por líderes que dan vida. Debemos conectarnos con nuestros jóvenes compañeros de equipo. El ingeniero japonés Soichiro Honda lo dijo mejor: “Si contratas solo a aquellas personas que entiendes, la compañía nunca conseguirá gente mejor que tú. Recuerda siempre que a menudo encuentras personas sobresalientes entre las que no te gustan particularmente”.
