Este thriller de venganza, que llega desde Argentina, tiene un despliegue considerable en cuestión de producción, pero las expectativas no se superan con el desarrollo de la historia, que tiene un comienzo muy interesante, pero que va llevándonos a varias piezas de un plan que no define bien su origen en el que su protagonista Macarena Achaga (malísima actriz), queda muy por debajo de la intensidad que se necesitaba al ser una mujer que sufre por varias pérdidas producto de un mal entendido con un escritor, quien al parecer es el causante de todo su dolor, aquel que ella le hizo sentir también.
Luciana está inmersa en un círculo de misteriosas muertes de sus familiares, que se torna cada vez más pequeño alrededor suyo. Un enigmático escritor, su antiguo jefe, sobrevuela la escena con un velo de horror y aires de culpabilidad. La lucha obsesiva para salvar la vida de su única familiar viva, su hermana menor Valentina. Una encrucijada entre la razón y la muerte. Una carrera contra el tiempo para sacar a la luz su verdad, y un último pacto de sangre para terminar con la venganza.
Esta es una cadena de muertes interminables en la cinta disponible en Netflix, la cual presenta un plan macabro como en las novelas escritas por el protagonista, interpretado por un excelente y misterioso Juan Minujín, aquel que descompone la relación que tenía con su compañera de trabajo Luciana, quien se siente acosada por él, y en el camino en el que pierde a su esposa y su hija, comienza la venganza hacia la joven que denuncia lo ocurrido y la que en carne propia está perdiendo uno a uno los integrantes de su familia; no todos le creen a la chica, pero un investigador tratará de dar con el responsable de los actos.
Son pocos los aspectos destacables, las actuaciones en general son grises y existen errores muy notorios en los cortes, y eso que se trata de una buena producción, además el montaje es pobre, dejando a esta cinta como disfrutable a medias.
