Al final de cuentas, la adaptación del libro “Déjate llevar”, escrito por Sarah Dessen, resultó una experiencia bonita por varios aspectos: El estándar de belleza de sus protagonistas no es el tradicional, la música juega un papel fundamental para acompañar las escenas melosas y divertidas, y te provoca una alegría interna por su sencillez y naturalidad en la historia común de un verano distinto lleno de amor y superación personal.
Desde el divorcio de sus padres, Auden ha vivido a la sombra de su exigente madre. Por fin le espera un verano tranquilo con la nueva familia de su padre, en el pueblo costero donde viven. Allí conocerá a Eli, un joven misterioso que le mostrará los secretos que oculta la noche. Ambos comienzan a convivir de forma sorpresiva, se entienden, se escuchan y se enamoran.
Pese a que existen diferencias entre la personalidad de la protagonista en el libro y la de la película, el papel interpretado por Emma Pasarow encanta, es dulce, temerosa de enfrentarse a nuevas personas que aparecen en su vida, pero también se permite sanar cuestiones familiares y darse la oportunidad de ser feliz, encontrar nuevos amigos y aprovechar la oportunidad de tomar el amor como parte de su día a día; y es que la química con Belmont Cameli es genuina, y juntos van caminando de la mano para entender que lo más importante es aun lo que les falta por ocurrir.
En el reparto adulto encontramos a Andie MacDowell y Dermot Mulroney como los padres de la protagonista, y Kate Bosworth, la nueva pareja de su padre y que recién acaba de tener un bebé, lo cual desata problemas por el cansancio y la necesidad de apoyo en su vida.
La cinta es fresca, agradable y cumple con entregarnos ese típico drama sencillo que al final de cuentas es el reflejo de ese texto escrito para la nueva generación de jóvenes adultos.